La barra más bullanguera se ubica en la popular más alta que da sobre la calle Luisa Rosso y le da un color y un calor especial a cada una de las noches, tanto que los visitantes no dejan de sorprenderse por la manera que se vive aquí el Fútbol de Salón, sobre todo los amigos de Mar del Plata que jamás juegan con tanto barullo un partido en su ciudad, y se sienten privilegiados de poder estar aquí disputando un Argentino.
Y como si esto fuera poco, los chicos del aguante fueron los primero en entender que no hay que arrojar elementos al campo de juego, dado que por norma, el juez puede como mínimo, amonestar al capitán del elenco local, cosa que ya ocurrió con Gustavo Torres la noche que jugó Río Grande y Mendoza, pero peor aún, nadie quiere que por unas botellas de plástico se suspenda un partido. Todos tienen que tomar conciencia de eso.
Fuente: El Sureño
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